UN NUEVO PENSAR
Por: jeanne de salzmann
Por: jeanne de salzmann
Nuestros pensamientos
y emociones constituyen un mundo subjetivo, un mundo en el cual estamos
sumergidos y que nos somete.
Aceptamos
cobardemente que las corrientes de baja calidad nos dominen.
Y así seguirá siendo
mientras no sintamos nostalgia por una corriente diferente.
Tomo mis pensamientos
como si fueran yo mismo, de la misma manera que tomo mi cuerpo como si fuera yo
mismo.
Estoy siempre listo a
ser presa de mis pensamientos, porque jamás me separo de ellos.
Todavía no me he dado
cuenta del obstáculo tan enorme que ellos constituyen para la conciencia que
busco.
Debo comprender que
yo no soy mis pensamientos y que no tengo por qué aceptar cualquier pensamiento
que aparezca y esperar algo de él.
Debo llegar a ver que
el pensamiento de «yo» no soy yo.
Todo lo que conozco a
traves de mis sentidos tiene un nombre.
Estoy abrumado de
nombres que han llegado a ser más importantes que las cosas mismas.
Me nombro a mí mismo
«yo» y, al nombrarme, creo que me conozco.
Ese pensamiento me
mantiene en la ignorancia.
Si aprendo a
separarme de los nombres, de los pensamientos, poco a poco llegaré a conocer la
naturaleza de la mente ordinaria y a levantar el velo que ella ha puesto sobre
el yo.
Así veré mejor la
esclavitud del pensar y la posibilidad de ser liberado de ese tirano.
Al mismo tiempo, mi
mente no debe rechazar la palabra, porque rechazarla genera miedo, no enfrentar
un hecho genera miedo.
Mi mente necesita
mirarse a sí misma y no estar tomada por las palabras.
Esto exige una
extraordinaria precisión del pensar, una atención que no se desvíe.
Cuando las palabras
han desaparecido, ¿qué es lo que queda?
Se llega a la puerta
de la percepción.
La mente comprende
que ella está sola.
Entonces se aproxima al
sentido, a la importancia de la palabra.
Verá si la palabra
crea el sentimiento.
La mente verá el
hecho, la realidad de la palabra, y así será libre de toda influencia.
Necesito ver que mi
pensamiento casi nunca está dirigido a conocerme a mí mismo tal como soy en
este instante... y de nuevo en este instante.
Es difícil para el
pensamiento permanecer sobre eso que es, porque se funda siempre sobre la
memoria y visualiza constantemente la posibilidad de llegar a ser.
¿Cómo resistir al
deseo de llegar a ser para querer simplemente lo que es?
Es difícil mantener
el pensamiento delante de lo desconocido, porque eso significa abandonar la
creencia en todo lo que el sabe, y hasta la huella del momento precedente.
Para permanecer
delante de lo desconocido, mi mente debe quedarse profundamente silenciosa.
Es un silencio que no
se obtiene por supresión ni por sacrificio.
No busco hacer
silencio.
Ese silencio viene
cuando el pensamiento ve que por sí mismo no puede entrar en contacto con
aquello que no puede medir, aquello que es más alto que él.
Entonces la mente ya
no busca más, ya no trata de llegar a ser.
Necesito ver que
nunca hay ninguna inmovilidad, y que todo ese “pensamiento de lo conocido” me
impide tener la experiencia de la realidad.
Es en ese momento que
la inmovilidad y el silencio cobran sentido para mí, hay la posibilidad de un
pensar tranquilo.
No busco ya lo
conocido, la seguridad, el llegar a ser.
Me siento más libre,
más abierto.
Instante tras
instante, el pensar se vuelve más libre y hay una comprensión de la verdad en
cada momento.
Es la única manera de
conocerlo.
Un pensar verdadero
no tiene conclusión.
Comienza siempre de
nuevo.
jeanne de salzmann
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